Propósito de futuro y una proposición

Hola a todos,
No se si habrá gente aún leyendo este blog o las historias que subiera antaño siguen siendo de interés.

Este proyecto nació hace muchos años, cuando aún era estudiante y tenía mucho tiempo libre.
Mi abuela, me ayudaba bastante a traducir historias desde libros persa y ya que la historia es una asignatura apasionante para mi, me encantaba subir cosas para todos vosotros y pensar que podía servir de material de enseñanza para buscadores que lean esta información, o incluso para formaciones en las que se quisiera contar una historia inspiradora, etc.

A menudo me acuerdo de este blog y de la ilusión con la que lo abrí. También pienso siempre en retomarlo, pero desgraciadamente me cuesta ponerme a ello debido a todos los proyectos en los que ando inmerso.

Pero no me olvido.
Os juro que en algún momento volveré a retomarlo y volveré a subir historias, aunque al principio no sean de forma periódica.

Sin embargo, quería haceros una petición.
Para que este blog siga cumpliendo con su propósito, sería increíble si todos vosotros podéis enviarme historias que ya tengáis escritas (siempre con la fuente fiable de la que tomáis la historia o aduciendo que es una historia contada y por tanto que no tiene 100% fiabilidad) o me sugerís temas o personajes históricos sobre los que os gustaría profundizar.

Creo que podría ser una muy bonita forma de hacer que el blog vaya tomando más fuerza.
¿Te animas a ayudarme? Escríbeme a danielmantas9@gmail.com o bahaihistoria@gmail.com y haz tu aportación =)


Besos para todos,
Daniel Mantas



Cómo Administraba 'Abdúl-Bahá esta Fe


Muchas veces podemos llegar a pensar como 'Abdu’l-Bahá, ejemplo perfecto de la Fe Bahá’i, podía llevar adelante la Fe en ese momento tan frágil y difícil, así que el Dr. Youness Afroukhteh nos lo cuenta de primera mano:

            A lo largo de los muchos años que pasé en el umbral de la presencia del Maestro, muchas veces me pregunté cómo podía aquel bendito Personaje resolver los numerosos problemas ocasionados por las violentas tormentas de la adversidad y las dificultades, así como por qué medios lo hacía. ¿Cómo podía ‘Abdu’l-Bahá actuar con tal dignidad, tan gran compostura y una concentración a toda prueba, como para que diera la impresión de que no tenía absolutamente más que hacer en ese momento, y ello tanto si se trataba de asuntos importantes como nimios?

En aquella época, en que el imparable avance del destino hacía que éste se aproximara rápidamente, en que la tempestuosa tormenta de la adversidad amenazaba con descargar en cualquier momento, en que parecía que las imponentes olas que azotaban al Arca de la Causa de Dios lograrían que ésta zozobrara, y cuando hasta la propia vida de aquel celestial Bienamado corría peligro, yo me encontraba sumido en la más absoluta perplejidad y anhelaba entender la estrategia (aparte de las facultades innatas que caracterizaban cada uno de Sus actos) que Le permitía dominar todo tipo de situaciones y superar todas las dificultades.  Un día ‘Abdu’l-Baháresolvió el misterio de la manera más maravillosa y propia de Él, dándome a conocer la respuesta a este enigma que llevaba tanto tiempo planteado. Aquella explicación, que yo había ansiado conocer durante tantos años, era algo tan importante y precioso que si yo escribiera cien libros en los que recogiera las palabras de ‘Abdu’l-Bahá, esta respuesta  sobresaldría entre ellas como la más destacada. Se la transmito a mis respetados lectores de la misma forma en que Él me la transmitió a mí: como n inestimable regalo.

            Una noche oscura, mientras ‘Abdu’l-Bahá paseaba de un extremo al otro del largo pasillo que llevaba al salón, relajándose y liberándose de las tensiones de un largo día de trabajo, me hizo  la siguiente pregunta (yo era la única persona qu estaba en Su presencia en ese momento, y durante una hora tuve el honor de ser el único que escuchaba sus celestiales palabras):

“¿Sabes cómo administro esta Fe?”

            Me dije a mí mismo : “eso es, precisamente, lo que tanto he deseado saber”.
           
A continuación, dijo Él: “ Mantengo bien tensas las velas del barco y ato firmemente las jarcias. Fijo un destino, y a continuación, con el poder de Mi voluntad, sujeto el tim´ón y empiezo el viaje, por violenta que sea la tomenta o peligrosa que sea la amenaza para la seguridad del barco, no cambio de rumbo. No me alarmo ni me desanimo; sigo adelante hasta que llego a la meta que me he fijado”.

Yo había descubierto un nuevo principio y había entendido cómo trabajaba el Maestro. Me di cuenta de que las velas del Arca de Dios estaban firmemente sujetas y de que el timón lo manejaban unas manos muy fuertes. ¿Qué hemos de temer, si Tú defiendes la fortaleza? Nadie teme a las olas del mar, si Noé está al timón.

Fuente: Recuerdos de nueve años en ‘Akká
Pág 262-263


Dr. Youness Afroukhteh





El Báb en la escuela

   A continuación os voy a contar una historia muy interesante sobre cuando el Báb,  precursor de la fé babí nació, su sorprendente comportamiento de niño y su increíble actitud en la escuela gracias a la cual ya de niño se sabia que haría grandes cosas en la vida.

   Es una aportación de mi gran amigo Marco Antonio López, espero que os guste mucho.


   El Báb cuyo nombre era Siyyid Alí Muhammad, nació en Shiráz el 20 de octubre de 1819 y estaba aun en la infancia cuando murió su padre. Su tío Siyyid  Alí, aceptó su tutela y pidió a su madre que se trasladara a vivir con él. No transcurrió mucho  tiempo sin que su familia y cuantos tenían relación con el niño se dieran cuenta de que tenia algo que lo diferenciaba de los demás.
   Un famoso sacerdote, amigo de la familia, relata que estando en casa de ellos, de paso por Shíráz, oyó que de una habitación salía una voz angelical que oraba. Era la voz de un  niño, pero tan dulce y penetrante que llegaba al corazón. Todos permanecieron inmóviles, extasiados, hasta que termino la oración y entonces – prosigue el sacerdote- vieron salir a un niño de gran belleza y de un porte majestuoso. Al preguntar nuestro narrador el dueño de la casa quien era ese chiquillo, le contesto que su sobrino.
     Cuando el Báb cumplió los seis o siete años, su tío considero que había llegado el momento de comenzar su instrucción de acuerdo con lo que era usual en aquellos tiempos. Los estudios, eran, en efecto, muy diferentes a los de hoy día. La gran mayoría del pueblo era analfabeta y el resto que se dedicaba el estudio lo componía, en general, personas que deseaban ser sacerdotes o hijos de las clases pudientes (aristrócratas, comerciantes, etc.). Los primeros aprendían el persa, árabe y también teología, pero para realizar estudios superiores y alcanzar el grado de “ mudtajid “ tenia que ir a Iraq. A los otros, en cambio, se les enseñaba a leer y escribir el persa, un poco de aritmética y el Corán. Leer y recitar los versos del Corán en árabe era considerado de gran nivel espiritual, aunque no se entendiera su significado.
      Así pues el Báb fue confiado a los cuidados de un maestro famoso de la ciudad llamado Shaykh Abid, que con el tiempo figuraría entre los creyente devotos del que había sido su alumno. También él notó, desde el primer día, que aquel niño era distinto a todos los demás y presintió que llevaba algo oculto en su alma. A pesar que no prestaba mucha atención en clase, pues a menudo pasaba el tiempo orando y meditando, siempre era el mejor preparado.
        “cierto día – así lo relata el maestro- pedí al Báb que recitara las palabras iniciales del Corán…Vaciló alegando que, a no ser que se le dijera lo que dichas palabras querían decir, de ningún modo intentaría pronunciarlas. Pretendí no saber su significado.
-       Yo sé lo que tales palabras significa – dijo mi alumno-con su permiso lo explicaré.
           Habló con tanto conocimiento y facilidad que me sentía asombrado. Expuso el sentido de “Alláh”, de “Rahmán” y de “Rahhím” en tales términos como no había leído  ni escuchado nunca. La dulzura de su palabra permanece aun en mi memoria. Me sentí impulsado ha devolverlo a su tío y entregar a sus propias manos el encargo que había dejado a mi cuidado. Estaba decidido ha decirle cuan indigno me sentía de enseñar a un niño tan extraordinario. Encontré al tío solo en sus despacho.
-       se lo devuelvo – dijo- y lo encomiendo a su vigilante protección. No hay que tratarle como aun niño cualquiera, porque en Él puedo discernir ya la señales de ese poder misterioso que solo puede manifestar la Revelación del Sáhibu´z-Zamán. Debe usted rodearlo en su mas cariñoso cuidado. Guárdelo en su casa por que Él, en verdad, no necesita de maestro como yo.

Hájí Mirzá SiyyidÁli reprendió severamente al Báb:

-       ¿ no te he dicho que sigas el ejemplo de tus compañeros, guardando silencio y escuchando atentamente cada palabra que diga tu maestro?

Habiendo conseguido la promesa de el Báb de cumpliría estas ordenes, le pidió que regresara a la escuela. Sin embargo, el alma de el niño no podía ser refrenada por las severas amonestaciones de su tío; ninguna disciplina podía reprimir el flujo de su conocimiento intuitivo. Día tras día seguía manifestando señales tan extraordinaria de sabiduría sobre humana que soy incapaz de relatarlas. “


Libro: La Aurora del día Prometido
Autor: R. Mehrabkhani

Envenenamiento de Bahá'u'lláh


En esta entrada relataremos la historia de Cómo Mirza Yahyá y Siyyid Muhammad-i- Isfahání  envenenaron a Bahá’u’lláh.
                En los tiempos en que Bahá’u’lláh se encontraba en Edirne, el odio existente en el alma de Mirza Yahyá (Azal)  y Siyyid Muhammad-i-Isfahání era tan grande, que tras un intento fallido de envenamiento, volvieron a intentarlo. Este intento fue el peor y el más cruel. Consistía en verter un veneno mortal en la comida de la Bendita Belleza.
                Trajeron a muchos médicos, y todos concluyeron que este veneno era tan fuerte que Bahá’u’lláh no saldría  de dicha enfermedad, y que fallecería. Abdu'l-Bahá, estaba muy afectado y muy nervioso, pues era la única persona que estaba preocupada y atenta del devenir de su padre, pues Azal y su familia dieron la espalda a Bahá’u’lláh, y no se interesaron lo más mínimo en su estado de salud. Las únicas personas que estaban realmente preocupadas de la evolución de la enfermedad eran Asiyyih khanúm, Abdu’l-Bahá y Bahiyyih Khanúm. Incluso la otra mujer de Bahá’u’lláh, y sus hijos (Mirza Muhammad Alí, etc) no se interesaron lo más mínimo, pues su deseo era ver cómo la Bendita Belleza desaparecía, y ellos podían llevar a cabo todos sus planes mentales.
                Fue entonces cuando Abdu’l-Bahá mandó llamar a un médico Europeo que se encontraba en Edirne. Éste médico, conocido como el doctor Shishmán, y en cuanto vio a la Bendita Belleza, se levantó y salió de la habitación. Abdu’l-Bahá salió tras él, preguntando sobre el estado de Su padre. El médico contestó: “Este paciente no tiene cura, pues el veneno ha hecho efecto en todo su cuerpo”.
                Shogui Effendi relata que fue entonces cuando Abdu’l-Bahá llamó a otro médico cristiano, llamado Pastor, el cual tenía desde siempre mucho respeto hacia Bahá’u’lláh. En cuanto entró a la habitación, encontrándose con el malestar general que se había apoderado del cuerpo de Bahá’u’lláh, se puso realmente triste, y añadió que esta enfermedad no tenía ninguna cura. Tras eso, alzó la cabeza, y desde lo más profundo de su corazón rogó a Dios que sacrificara su cuerpo por la curación de su tan preciado amigo, mientras daba una vuelta alrededor de Su cama. En cuanto terminó, salió de la habitación.
                Una semana más tarde, éste doctor falleció, y Bahá’u’lláh recuperó su salud casi al completo.
El resultado es que los Rompedores y todos los que seguían a Azal, que querían ver cómo Bahá’u’lláh dejaba este mundo, sólo consiguieron crear revuelo, pero no pudieron cumplir sus deseos.
               
Libro: Iadegar
Escrito por Eshragh Khávarí

Abdu'l-Bahá hacia la educación


A continuación os dejo un pequeño texto en el que Abdu'l-Bahá habla sobre la educación que debe recibir el mundo, como solución a todos los problemas de la humanidad.

En el texto, menciona la corrupción y el gobierno, temas que hoy están a la orden del día.

Aquí lo tenéis, espero que os guste:

"Es obvio que hasta que el pueblo no sea educado, hasta que la opinión pública no esté correctamente centrada, hasta que los funcionarios del gobierno, incluso los de menor grado, estén libres de la mínima traza de corrupción, no podrá administrarse cumplidamente el país. Hasta tanto la disciplina, el orden y buen gobierno no alcancen un grado tal que la persona, incluso si se prestase denodadamente a ello, se vea incapaz de desviarse siquiera un ápice de la rectitud, no podrán las reformas deseadas considerarse plenamente implantadas".



Fuente: 'Abdu'l-Bahá en 1875, El Secreto de la Civilización Divina.

Shaykh Muhammad-Ibrahím y los dos primos.

En esta nueva entrada voy a hablar un poco sobre una historia que le ocurrió a Shaykh Muhammad-Ibrahím, Bahá’i muy querido por Abdu’l-Bahá, quien le dio ese nombre. Su nombre real era Jináb-i-Fádil-I-Shirází.

En otra entrada contaremos un poco sobre su vida, pero en la historia de hoy, hablaremos sobre una reunión en la que había dos Mullás, teólogos musulmanes..

Durante la época en la que Fádil enseñaba en el Colegio Tarbiyat en Irán, participaba en reuniones hogareñas por las noches. A menudo entre los participantes de las reuniones había teólogos y personalidades distinguidas, cuyas conversaciones llamaban la atención de los asistentes.

"En una reunión hogareña en la que hablaba Fádil con dos mullás que eran primos. El que parecía mayor y más prudente de los dos le hizo a Fádil la siguiente pregunta: “¿Qué motivo puede darnos para explicar por qué usted llegó a creer en esta Causa?

“Pruebas y evidencias de esta Más Grande Causa hay muchas”, respondió Fádil, “pero la principal y más grande de todas es el torrente de Revelación que ha fluido de la Pluma y la Lengua de la Manifestación misma, cuyo conocimiento no era adquirido sino innato”.

“¿Puede darnos un ejemplo de lo que reveló?” preguntó el mullá.

Fádil respondió: “Aquí hay algunas de las palabras reveladas por Bahá’u’lláh”, y a continuación con reverencia y profunda y sincera convicción recitó la Tabla de Ahmad que se había aprendido de memoria.

La respuesta de mullá fue jactanciosa: “Si esto es revelación, entonces yo también puedo hacer lo mismo”.

“Si usted, inmediatamente, sin dudarlo ni pensarlo”, respondió Fádil, “pronuncia palabras suyas como éstas, le prometo que, al instante, creeré en usted”.

“Muy bien”, dijo el mullá; a continuación, se levantó, recogió su túnica y se arrodilló. Tras uno o dos segundos se raspó la garganta, se frotó la barba y empezó con un Salavát, una fórmula especial de alabanza y de saludo a Dios, a Muhammad y a Sus Descendientes; las palabras mismas que usó son las de apertura del Corán. Esperó. Tras un minuto o así puso ambas manos en el suelo y se levantó del lugar donde estaba arrodillando para cambiarse a otro lugar un metro más allá donde volvió a arrodillarse, se frotó el bigote y la barba, repitió el Salavát y esperó; no ocurrió nada. Volvió a moverse, repitió el ritual, y nada. Su mente se quedó en blanco; no le venían las palabras. Una vez más volvió a cambiarse de sitio y repitió el Salavát. De nuevo, nada.

Fádil observaba la escena en silencio. Al cambiarse de sitio por cuarta vez, y mientras pronunciaba el Salavát, el otro mullá rompió en carcajadas diciendo. “¡Primo, si no puedes revelar nada, al menos ahórrate la repetición del Salavát!”. "


Fuente:

Libro: Una Gema Radiante

Págs 117-118

Capítulo XXIII

Cómo Mirza Yahyá y Siyyid Muhammad-i- Isfahání envenenaron a Bahá’u’lláh.

En los tiempos en que Bahá’u’lláh se encontraba en Edirne, el odio existente en el alma de Mirza Yahyá (Azal) y Siyyid Muhammad-i-Isfahání era tan grande, que tras un intento fallido de envenamiento, volvieron a intentarlo. Este intento fue el peor y el más cruel. Consistía en verter un veneno mortal en la comida de la Bendita Belleza.

Trajeron a muchos médicos, y todos concluyeron que este veneno era tan fuerte que Bahá’u’lláh no saldría de dicha enfermedad, y que fallecería. Abdu'l-Bahá, estaba muy afectado y muy nervioso, pues era la única persona que estaba preocupada y atenta del devenir de su padre, pues Azal y su familia dieron la espalda a Bahá’u’lláh, y no se interesaron lo más mínimo en su estado de salud. Las únicas personas que estaban realmente preocupadas de la evolución de la enfermedad eran Asiyyih khanúm, Abdu’l-Bahá y Bahiyyih Khanúm. Incluso la otra mujer de Bahá’u’lláh, y sus hijos (Mirza Muhammad Alí, etc) no se interesaron lo más mínimo, pues su deseo era ver cómo la Bendita Belleza desaparecía, y ellos podían llevar a cabo todos sus planes mentales.

Fue entonces cuando Abdu’l-Bahá mandó llamar a un médico Europeo que se encontraba en Edirne. Éste médico, conocido como el doctor Shishmán, y en cuanto vio a la Bendita Belleza, se levantó y salió de la habitación. Abdu’l-Bahá salió tras él, preguntando sobre el estado de Su padre. El médico contestó: “Este paciente no tiene cura, pues el veneno ha hecho efecto en todo su cuerpo”.

Shogui Effendi relata que fue entonces cuando Abdu’l-Bahá llamó a otro médico cristiano, llamado Pastor, el cual tenía desde siempre mucho respeto hacia Bahá’u’lláh. En cuanto entró a la habitación, encontrándose con el malestar general que se había apoderado del cuerpo de Bahá’u’lláh, se puso realmente triste, y añadió que esta enfermedad no tenía ninguna cura. Tras eso, alzó la cabeza, y desde lo más profundo de su corazón rogó a Dios que sacrificara su cuerpo por la curación de su tan preciado amigo, mientras daba una vuelta alrededor de Su cama. En cuanto terminó, salió de la habitación.

Una semana más tarde, éste doctor falleció, y Bahá’u’lláh recuperó su salud casi al completo.

El resultado es que los Rompedores y todos los que seguían a Azal, que querían ver cómo Bahá’u’lláh dejaba este mundo, sólo consiguieron crear revuelo, pero no pudieron cumplir sus deseos.


Libro: Iadegar

Escrito por Eshragh Khávarí

Mirzá Aqá Ján (Khadem’u’lláh-i-Kashaní)

Esta historia se relata en Bagdád, y cuenta la historia de Mirzá Áqá Ján, amanuense de Bahá’u’lláh.

Mirzá Áqá Ján era originario de Káshán y fue allí donde oyó sobre la Fe. Inmediatamente se hizo bahá’i, y se fue a Tehrán. En Káshán era vendedor de Jabones y esta es la historia de cómo conoció la Fe.

Un día, en su tienda, entró una señora babí a comprar jabón, y mientras este medía el jabón, la señora le dijo: “hazlo con “perfección”*”. fue entonces cuando Mirza Áqá Ján replicó: “Tranquila que lo he hecho con perfección”. Ante esto, la señora contestó: “¿Y cómo es posible que la perfección haya llegado a la Tierra y tú aún no le conozcas?”. Tras esto, cogió su jabón, y se marchó.

Mirza Áqá Ján fue realmente tocado por este comentario que hizo esta anciana, y le estuvo dando muchas vueltas a la cabeza, hasta que decidió ir corriendo a buscar a la señora, lleno de curiosidad. Al alcanzarla, le espetó: “¿qué quería usted decir con ese comentario?”. “Mi intención era que esta Perfección ha llegado a la Tierra y tú aún no le conoces” dijo la señora. “¿Y quién esta Perfección?” Preguntó Mirza Áqá Ján, y la señora le invitó a que conociera a algunas personas para hablar con ellas. Al encontrarse con ellas, y hablar sobre la llegada de el Báb. Allí aceptó la Fe, y marchó a Tehrán a ver a Bahá’u’lláh, pues su corazón no aguantaba ni un segundo más.

Ya en Tehrán, ahorró algo de dinero para marcharse a Bagdád y ver a la Bendita Belleza, pero antes de que Bahá’u’lláh se declarara como el Prometido de todas las épocas, Mirzá Áqá Ján ya recibió el título de Khadem’u’lláh (siervo o servidor de Dios), y fue escogido para ser amanuense de Bahá’u’lláh.

Durante el resto de la vida de Bahá’u’lláh, Mirza Áqá Ján fue Su amanuense. Pero en cuanto se leyó el Testamento de Bahá’u’lláh, Mirza Áqá Ján resbaló en el Convenio, sin aceptar a Abdu’l-Bahá y marchándose con Mirza Muhammad Alí, y fue causante de mucho sufrimiento para Abdu’l-Bahá.

Uno de los ejemplos de las cosas que hizo fue acampar delante de la tumba de Bahá’u’lláh y no permitir que ningún creyente visitase la tumba del Amado.

Este hombre, con un rango tan elevado durante la vida de Bahá’u’lláh, con el título de siervo de Dios, se desvió tanto del Convenio, que hizo sufrir a la Causa en un grado casi indescriptible.

Esto una clara prueba de que hasta las personas más cercanas a los Profetas, y aquellos con rangos tan elevados, son probados por Dios, y todos, sin excepción, pueden no superarla…

* Perfección en persa tiene varios significados. Significa tanto Perfección, de hacer un buen trabajo, como Profeta y Dios. Es por esto que la señora utiliza el doble sentido a la palabra Perfección, y Mirzá Áqá Ján no lo entendió.

Fuente:

Libro: Iadegar

Escrito por Eshragh Khávarí

SHAYKH AHMAD-I-AHSÁ’Í (1743-1826)


Shaykh Ahmad-I-Ahsái’ì , el fundador de la escuela Shaykhí pertenecía a la antigua tribu de Banú-Sakhr, y su familia era oriunda de la región de Ahsá en el continente arábigo. Su padre era Shaykh Zayni’d.Dín y Bahrein había sido su hogar. Shaykh Ahmad visitó en primer lugar Najaf, donde está situada la Tumba de Alí, el primer Imán primo y yerno del Profeta Mahoma. Después en Karbilá, cerca del Santuario del martirizado Husayn, el tercer Imán, comenzó a predicar y se congregó a su alrededor un círculo de ansiosos estudiantes. Solicitó a los principales teólogos shiítas de las ciudades santas de Irak que le concedieran una licencia que le diera el reconocimiento como mujtahid por derecho propio, es decir un sacerdote con poder para interpretar y prescribir. Todos ellos declararon que consideraban a Shaykh Ahmad como un hombre de conocimiento y talento superior al suyo propio, y que su recomendación se escriba únicamente a petición suya.

La fama de Shaykh Ahmad se extendió pronto por todo Irán. Fath-‘Alí Sháh (reinando 1797-1834) y Mamad-‘Alí Mirzá”, un hijo del Sháh que ostentó de por vida el cargo de gobernador de Kirmánsháh, estaban especialmente deseosos de conocerlo. Pero Shaykh Ahmad prefirió ir a Irán por la ruta de Búshihr en el sur, antes que por la ruta más cercana y accesible de Kirmánsháh en el oeste. Desde Búshihr se dirigió a Shiraz y de allí a Yazd, en donde permaneció varios años. Siyyid Kazím-i-rashtí, un joven casi adolescente que compartía las mismas ideas, se le unió allí alrededor de 1231 d.H. (1815 – 1816). Shaykh Ahmad entonces estaba haciendo sus últimos preparativos para ir de peregrinaje a la ciudad santa de Mahhad, antes de su visita a Teherán. Recibió a Siyyid Kazím con gran afecto y le pidió que permaneciera en Yazd para continuar su paciente trabajo de largos años. En Mashhad, y más tarde en Teherán, Shaykh Ahmad recibió grandes muestras de respeto y reverencia.

Finalmente, Siyyid Kazím viajo hacia el norte para estar en su compañía y juntos fueron a Kirmansháh, pues el príncipe-gobernador había implorado urgentemente a su padre que dejara a Shaykh Ahmad visitarle. Permanecieron en Kirmánsháh mientras vivió el gobernador: Tras su prematura muerte, partieron hacia Karbilá, donde Shaykh Ahmad predicó y enseñó con un celo constante, con un poder nada mermado por su avanzada edad. Tenía poco más de ochenta años cuando se puso en camino a la Meca y Medina. Ya no volvió de ese viaje y se encuentra enterrado en el famoso cementerio de Bagi en las proximidades de la tumba del profeta Mahoma.

El tema constante de Shaykh Ahmad era el próximo advenimiento del Libertador de los Últimos Días, prometido al mundo del Islam. El Qa’ìm de la Casa de Mamad o el Mihdí. En el trascurso de su último peregrinaje a las ciudades santas de Arabia le dijo a un mercader de Isfashan que estaba con él “Tu alcanzarás la presencia del Báb, salúdale de mi parte” Shaykh Ahmad no creía en la resurrección física ni en el ascenso físico del Profeta Mamad al cielo en la noche en que el Ángel Gabriel Le llevó a ver el mundo celestial. Shaykh Ahmad mantenía que el Mi’ráj fue una experiencia del espíritu. Además afirmaba que los signos y portentos de la venida del Qá’im, que habían dado el Profeta y los Imanes, eran de carácter alegórico, esto y otras doctrinas similares eran anatema para los ortodoxos, pero mientras Shaykh Ahmad vivió, el patronato real silenció su critica hostil.


Fuente:Hasan M. Balyuzi: “El Báb. El Heraldo de la Nueva Era”

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Bahá'i historia, el blog que cuenta la historia de grandes personajes de la Fe Bahá'i a nivel mundial, y anécdotas de sus vidas

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